Cusco, junio de 2025. Mientras el frío arrecia en las zonas altoandinas del país, el Gobierno guarda silencio ante una tragedia que ya ha cobrado la vida de 120 adultos mayores y 3 niños en la región Cusco. La indiferencia oficial frente a una emergencia climática recurrente refleja una alarmante falta de planificación, prevención y presencia del Estado.
De acuerdo con la Dirección de Inteligencia Sanitaria de la Red Norte, solo en lo que va del año, se han reportado:
- 6,660 casos de infecciones respiratorias agudas.
- 16 niños que desarrollaron neumonía.
- 247 casos en adultos mayores.
- 16 casos confirmados de tos ferina.
Pese a estas cifras, el gobierno central y regional ha fallado en implementar un plan de contingencia efectivo, limitar el impacto del frío en las comunidades más vulnerables y garantizar atención médica oportuna. Las muertes, que ya suman 123 personas, ocurrieron en zonas identificadas año tras año como de alto riesgo: Espinar, Paucartambo, Chumbivilcas, Cusco, Calca y Acomayo.
Una tragedia predecible
Lo más alarmante es que estas cifras no sorprenden: el invierno andino llega cada año, y con él, la misma historia de negligencia estatal. Pese a los informes previos, los alertas sanitarios y las campañas de prevención anunciadas, las comunidades siguen sin acceso a frazadas, medicamentos, vacunas, ni personal de salud suficiente.
¿Dónde están los presupuestos de emergencia? ¿Qué pasó con los programas sociales destinados a proteger a nuestros niños y adultos mayores? ¿Qué acciones reales ha tomado el Ministerio de Salud o el Gobierno Regional de Cusco frente a esta crisis sanitaria y climática?
Responsabilidad política
El director de la Red Norte, Fernando Minauro, ha recomendado medidas básicas como el abrigo, alimentación nutritiva y evitar cambios bruscos de temperatura. Pero la responsabilidad no puede recaer únicamente en las familias que viven en la pobreza o el aislamiento, sino en un Estado que ha preferido la pasividad frente a una crisis evitable.
La muerte de estos niños y adultos mayores no es culpa del clima, sino de la indiferencia del Estado. Es hora de exigir acciones inmediatas, transparentes y sostenidas. No puede ser que cada invierno venga acompañado de muertes que se pudieron evitar.
Las cosas por su nombre y Sin Mordaza



