Los damnificados del terremoto de magnitud 6,3 que sacudió el norte de Afganistán enfrentan graves dificultades ante la falta de refugios y abrigo en medio del descenso de las temperaturas. El sismo, registrado la madrugada del lunes, dejó al menos veinte muertos, cerca de mil heridos y un centenar de viviendas destruidas, según la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA).
En la provincia de Balkh, los sobrevivientes claman por ayuda urgente. “Las casas han desaparecido y los niños no pueden soportar el frío”, relató Nik Mohammad, vecino del distrito de Shulgeri. A pesar de algunos envíos de alimentos y medicinas, aún no se ha desplegado una asistencia organizada ni suficiente para atender a las familias afectadas.
La comunidad internacional ha comenzado a enviar ayuda. La ONU, la OMS y Médicos Sin Fronteras evalúan daños y coordinan la entrega de suministros, mientras India, Irán y el Reino Unido anunciaron el envío de medicinas y alimentos. Sin embargo, la escasez de recursos y la dependencia del apoyo exterior dificultan la atención a las víctimas en uno de los países más propensos a terremotos del planeta.
Fuente: Agencia EFE


